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1ª Crónica de un viaje anunciado: destino BERGEN, Noruega

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Y un día se me ocurrió viajar a Noruega.

Creo que jamás había pensado en ese destino. No es muy turístico para los argentinos, supongo que el motivo principal de esa condición es el dinero, pero más allá de eso nunca había conocido a nadie que haya ido o me recomiende este país.

¿Qué pasó? Bueno, simplemente que uno de mis grandes sueños, de vaya uno a saber cuándo, era poder ver la sorprendente Aurora Boreal. Era una de las típicas cosas que están en la lista de “las 10 cosas que hay que hacer antes de morir”, y no es que sepa que lo estoy, pero sentía que este era el momento.

Pero ¿por qué Noruega y no Finlandia o Suecia, donde también se puede observar este magnífico fenómeno?. Resulta que, verán como son las cosas de la vida, un compañero del trabajo, con quien somos nerds de lectura, me recomendó un autor que no conocía. Un autor noruego que escribe novelas negras detectivescas, de esas que me gustan a mi. Lo había visto en la librería varias veces pero a veces cuesta sumergirse en nuevos universos literales y salir de los conocidos por nuestra cuenta. Lo que no tengo dudas es que leer a Jo Nesbø elevó enormemente mis ganas de conocer el país nórdico, pues la gran novela que me prestó mi amigo José, trascurría en Oslo, la capital noruega, y varias ciudades cercanas, como lo es Bergen. En este punto vamos a comenzar el relato, porque antes de hablar sobre auroras boreales, del primer lugar que quiero contarles es de esta ciudad que superó total y ampliamente mis expectativas. El lugar inicial y la primera introducción a un mundo totalmente distinto.

Bergen es una ciudad portuaria, como algunos la llaman “La puerta de entrada a los Fiordos”*. Está ubicada al sudoeste del país y como curiosidad, es una de las localidades más lluviosas del mundo, algo que, de ninguna manera, es un impedimento para disfrutarla. Más allá del encanto arquitectónico casi de cuentos que ofrece Bergen, hay muchísimas actividades para hacer tanto en invierno como en verano. Una ciudad rica en historia, consolidada en la antigüedad como capital del territorio, mucho antes que Oslo. Con una importante base submarina, fue invadida por nazis en 1940, así que imagínense si no es una ciudad con historia.

 

Pero empecemos por el principio:

Compré los tickets de avión de Buenos Aires a Londres por British Airways, y por separado (era más económico), saqué el tramo Londres – Bergen, por la misma compañía. Salimos de Ezeiza a las 14:15 hs. para llegar a Heathrow a las 6 y pico de la mañana. El vuelo a Noruega lo abordaríamos a las 10:25 para partir a las 11. Tenía un poco de miedo porque si bien había realizado el check in web y tenía los boarding pass en el celular, me fue imposible imprimirlos. Había leído que British permitía imprimir los vouchers en las maquinitas que se hallaban en el aeropuerto, pero también, en otro lado leí (y es que así es internet) que algunas empresas cobraban multas por no traerlos en papel. Por otro lado también me invadió el temor de perder el segundo vuelo, tenía tiempo de sobra pero jamás había estado en Heathrow y jamás había hecho una conexión donde tenía que volver a agarrar las valijas y hacer el check in (por el tema de comprar por separado por más que sea la misma empresa). Así que así estaba la situación…

Como era de esperar en Ezeiza no había máquinas de British, por lo tanto tuve que mostrar el boarding desde el celular, no hubo ningun problema. Las 13 horas hasta la capital inglesa se hicieron cortas. Realmente fue uno de los mejores vuelos que he hecho en mi vida. Asientos cómodos, servicio a bordo excelente y el entretenimiento funcionaba. Aterrizamos unos 15 minutos antes de lo anunciado, lo cual aún nos daba más tiempo. Heathrow era enorme.

Con teléfono en mano, encontramos rápidamente las máquinas que son muy fáciles de usar. Escaneamos el código y 5 minutos después ya teníamos nuestros boarding pass listos. Como todo el Londres es estrictamente ordenado, hasta las 8 de la mañana no nos permitieron despachar las valijas, y eso que faltaban solo 10 minutos para que sean en punto.

La espera en el aeropuerto se hizo relativamente corta, Heathrow tiene las suficientes comodidades para que así sea. Desde reposeras para descansar, hasta islas donde poder enchufar los dispositivos móviles a través de corriente o USB. Además claro del free shop y lugares gastronómicos donde pasar el rato.

 

Puntual salió el vuelo hacia Bergen. La primera hora de viaje dormí, y cuando me desperté aun faltaba una más para llegar. Miré por la ventana y una gran masa de nubes tan uniforme que parecía una manta de algodón, afirmaba lo que ya sabia, Bergen era una zona de precipitaciones.

El avión comenzó a descender y voló raso al piso un buen tiempo. Desde allí se apreciaba toda la geografía del lugar casi como si lo estuviera investigando a través del Google satelital. Elevaciones, islas, fiordos, puentes, casas, era un paisaje muy distinto a todo lo conocido, sobre todo la cantidad de ramificaciones de mar que se adentraban en el territorio.

El pájaro de acero desplegó sus ruedas y dio fin a su recorrido con un tranquilo aterrizaje. El aeropuerto Lufthavn era pequeño, sobre todo comparado con Heathrow, y no tardamos más de 20 minutos en hacer recoger las valijas y hacer migraciones. Algo a tener en cuenta es que antes que nos admitan y nos sellen el pasaporte nos hicieron un montón de preguntas: cuantos días íbamos a estar, en que lugares, la dirección del hospedaje, por que íbamos, etc. También nos pidieron mostrar el pasaje de regreso y las reservas de AIRBNB.

 

El Flybussen

Una de las cosas que más me gustó de este país escandinavo es que no pierden el tiempo con vueltas y todas las cosas son muy prácticas, además de que funcionan. Digo esto porque mi primera experiencia para comprobar el por qué de esa “fama”, fue a penas salimos del aeropuerto.

Cuando reserve por AIRBNB el departamento en el centro de Bergen, le había preguntado a mi anfitriona cual era la mejor manera de llegar desde ahí. Henriette nos había recomendó el Flybussen. Se trata de una empresa de buses que opera en varias ciudades Noruegas, casi siempre desde los aeropuertos hasta los centros de la ciudades, y en este caso, era la manera más rápida de trasladarnos. La verdad es que pareció la opción más cómoda y saqué los tickets de ida y vuelta por la web. Hay que tener en cuenta que, mientras se efectúa la reserva, hay que seleccionar la parada donde queremos bajarnos y, para el regreso, donde queremos subirnos. También debemos especificar un horario, sin embargo el boleto puede usarse dentro de las 24 horas del día seleccionado, sin importar la hora marcada. No hace falta imprimir el ticket en papel, pueden guardar el voucher que les llegará a la casilla de email en el celular y mostrar el código cuando estén por subir al micro. Si no están seguros de comprarlo con anticipación, también se puede adquirir en los aeropuertos, a través de unas maquinas expendedoras.

El precio varia dependiendo de la ciudad, en el caso de Bergen me costó, ida y vuelta, 200 NOK (coronas noruegas), casi unos 24 dólares.

Estos micros funcionan todos los días todo el día, y la frecuencia va variando entre 15 o 30 minutos a una hora dependiendo del horario (se pueden chequear los horarios en la web cuando compramos el ticket).

No tengan dudas que si en la tabla de partidas dice por ejemplo: 04:45 hs. , a las 04:45:00 hs. partirá el Flybussen. Nunca vi un medio de transporte más puntual. Ojo con esto, no lleguen tarde porque no los esperará.

Como era predecible, era un día totalmente gris en las afueras del aeropuerto de Bergen. El Flybussen era un enorme micro de butacas cómodas, WiFi y temperatura agradable. Afuera había bastante humedad y el termómetro del celular marcaba 1º.

El bus, que iba casi vacío, transitaba por la ruta de asfalto mojado y era imposible apartar la vista de la ventana. Los pinos nevados y las hermosas casitas de techo a dos aguas distribuidas en los montes, acaparaban toda mi atención. El chofer, que parecía un guía turístico con su vincha con micrófono, nos dio la bienvenida a todos los pasajeros y anunció que tardaríamos uno 30 minutos hasta el centro.

El viaje se hizo corto. Cuando el conductor avisó por el alto parlante que la próxima parada era el Fisketorget, comenzamos a abrigarnos y nos pusimos al hombro las mochilas de mano.

El bus se detuvo y el chofer descargó nuestras valijas de la bodega. Bergen era tal cual lo había visto, pero ahora podía apreciar sus colores reales, su aire límpido y húmedo, su brisa marina… me detuve a observar mi alrededor un instante antes de cruzar la calle adoquinada. Justo frente a la parada del Flybussen se encuentra el Mercado de Pescado, y es que si por algo también son famosos los noruegos es por sus productos marítimos. Nunca probaran un salmón más sabroso que en Noruega, se los aseguro. Pero dejemos la parte gastronómica para más adelante y vayamos por parte.

En esa época del año, me refiero al periodo invernal, el Mercado de Pescado son solo algunas pescaderías ubicadas en este sector de la ciudad, una entrada del mar frente al puerto. En primavera y verano, en este espacio se arma una gran feria al aire libre, llena de gente y turistas. Aquí encontraran todo tipo de “bicho” marítimo que se les ocurra, fresco como en ninguna parte del planeta.

Un dato sumamente importante y punto clave para empezar a conocer Bergen es visitar la Oficina de Información Turística**. Se ubica justo arriba del Fisketorget, la reconoceran por un gran cartel verde con una “i”. Toman el ascensor y en el primer piso serán recibidos muy amablemente por personas especializadas, quienes contestaran todas sus dudas. Aquí podrán adquirir todo tipo de información sobre Bergen y sus alrededores. Además de pedir mapas y averiguar que actividades pueden realizar en la época que visitan la ciudad. Asimismo este es el sitio para comprar y reservar ciertas excursiones que sólo están disponibles en este lugar, como así también obtener la provechosa BERGEN CARD (<— ahí todo lo que tienen que saber sobre la tarjeta)

Con valijas y todo, esta fue la primera parada antes de continuar camino hacia nuestro departamento alquilado. Con mi Bergen Card en mano, mapas, guía de horarios de actividades y atracciones, y mi reserva para el crucero por los fiordos hasta Mostraumen (20% de descuento con la Bergen Card), reanudamos la marcha.

Tengo que confesar que es bastante complicado acarrear la valija por las calles de Bergen. Las veredas no son demasiado anchas, las calles de adoquines, varias zonas en construcción, subidas, bajadas… sin embargo todo eso poco importaba, porque en la localidad más lluviosa del mundo, se estaba despejando y levemente algunos rayos de sol rebotaban en las paredes de los edificios. Strandgaten era una calle bastante transitada, llena de negocios de diferentes rubros. Cada tanto miraba el mapa en mi celular para saber cuanto faltaba para llegar. Había acordado con Henriette, la dueña del apartamento, que buscaría la llave en un “Kiwi” ubicado sobre esa calle. “Kiwi” es el nombre de una de las cadenas de supermercados noruegos que se pueden encontrar en la mayoría de las ciudades del país. El tema de los “supers” es sumamente importante para nuestra economía durante la estadía en Noruega y le haremos un suplemento aparte para contarles a fondo.

Una cuadra antes de llegar ya divisamos el gran cartel verde del “Kiwi” y ubicamos con la vista la puerta del edificio donde nos hospedaríamos, a sólo una cuadra de allí.

Entré al Kiwi y pregunté en mi inglés indio por la llave del departamento de Henriette, rogando por dentro
que todo salga bien. La cajera llamó a un joven repositor y le dijo algo en noruego. El chico dio media vuelta y se acercó a una repisa de donde sacó una única llave y me la entregó.

Aliviada y triunfal me aproximé a mi novio que me esperaba en la entrada. La misma llave abría la puerta
de calle y la del departamento. Llegamos al noveno piso en un ascensor que, con valijas y todo, apenas podíamos movernos. Abrimos la puerta y entramos a lo que sería nuestro “hogar” durante los siguientes tres días. Era pequeño pero super confortable. Decorado de manera minimalista, con muebles de estilo escandinavo, como no podía ser de otra manera. Era un especie de dos ambientes sin divisiones, con una cocina pequeña pero totalmente equipada, y super luminoso. Quedé sumamente encantada con mi elección, y por supuesto que lo recomiendo para parejas o para quien viaje en solitario.

Descansamos un rato y salimos nuevamente a la calle para aprovechar lo poco que quedaba de luz de día. Estábamos cansados, era un día eterno, pero ya nos habíamos “pasado de rosca”. Caminamos nuevamente hasta el Fisketorget y desde allí pudimos contemplar sin prisas el Bryggen, la postal más famosa de Bergen.

Buscamos un super donde comprar algunas cosas para la cena. Encontramos un REMA 1000, otra de las cadenas de mercados. Moría por probar el pescado, así que compramos salmón, puerro, un pote de crema, unas papas para acompañar, galletitas para el desayuno y una bolsa de papas fritas para picar. Infaltable la degustación de cervezas. Elegimos cuatro latas, todas distintas. Todo eso nos costo unas 350 NOK (42 dólares).

El cielo se había despejado completamente. Ya no había rastros de sol pero aun no estaba demasiado oscuro. El frío se hacia sentir, sobre todo en las manos y en la cara, y sentí como poco a poco se me iban entumeciendo.

Apenas regresamos al departamento nos tiramos a descansar un rato, luego nos bañamos y comenzó el momento culinario. Cocinar escuchando música y degustación de cervezas. Acá les dejo las evidencias de lo sucedido:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exhaustos nos acostamos y en pocos minutos nos quedamos dormidos. Al otro día tendríamos lleno de aventuras en esta increíble ciudad noruega.

Espero que hayan disfrutado de esta primera crónica sobre Bergen, aún queda demasiado por contar!

Saludos y buenos viajes!!

 

* Para los que no lo saben los fiordos (fjorder o fjord en noruego) es un accidente geográfico, una depresión del continente invadida por el mar. Generalmente son alargados y estrechos, y están limitados por altas laderas. Su origen surge de la erosión de las aguas marinas y los deshielos de las glaciaciones.

**Horarios de la Oficina de Turismo

Junio, Julio y Agosto: todos los días de 08:30 a 22:00 hs.
Mayo y Septiembre: todos los días de 09:00 a 20:00 hs.
Resto del año: Lunes a Sábados de 09:00 a 16:00 hs.
Cerrado 24, 25, 26 y 31 de Diciembre y 1 de Enero.

Dirección: Strandkaien 3, NO-5013, Bergen.
www.visitbergen.com
info@visitbergen.com

 

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Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. alicia

    Buenísimo, estoy esperando la continuación!!! Besotes!!!

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